Tras la pandemia la industria farmacéutica ha experimentado un auge no exento de retos y desafíos a los que actualmente debe dar solución
Una vez superada la pandemia de la COVID-19, la industria farmacéutica consiguió en todo el mundo un mayor reconocimiento. No solo entre la población en general, sino también para que gobiernos e instituciones internacionales destinasen fondos a la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos, medicamentos y vacunas. La industria farmacéutica post-covid siguió con los avances y la innovación farmacéutica de la pandemia, aunque con ciertas limitaciones.
Si bien es cierto que fabricar en España implica una serie de consecuencias positivas, en materia de exportaciones y de empleo, además de garantías sanitarias, seguridad estratégica e inversión productiva, además la pandemia trajo consigo un sinfín de oportunidades para el mundo farmacéutico, aunque ese impacto positivo de la COVID-19 en el sector se ha visto relegado a un segundo plano ante la elevada inflación y ciertos signos de recesión económica que se vislumbran a nivel internacional.
De este modo, y pese a la transformación digital farmacéutica y las estrategias de recuperación, el sector se ha visto muy afectado por el aumento de los costes implicados en el proceso productivo (cadena de suministros, energía y aprovisionamientos). Esto ha derivado en un estrechamiento de los márgenes de beneficios de las empresas productoras de fármacos de España y del resto del mundo.
España, país de referencia en exportación de productos farmacéuticos
Los datos demuestran que en 2022 España se consolidó como uno de los mayores exportadores de productos farmacéuticos. En total, los desafíos logísticos de la industria farmacéutica fueron solventados en pro de la investigación farmacéutica y clínica de futuro, recibiendo una inversión considerable para su desarrollo. A su vez, la investigación básica, la farmacoeconomía y la investigación galénica cobraron un gran peso.
Las exportaciones de nuevos medicamentos, vacunas y tratamientos desde España han tenido como principales destinatarios a otros países de la Unión Europea como Francia, Alemania y Bélgica, además, de socios extracomunitarios como Suiza, China y Estados Unidos. En 2022 se llegaron a exportar productos farmacéuticos por un valor superior a los 26.000 millones de euros, lo que supuso un aumento de las ventas en más del 53%.
Principales desafíos para la industria farmacéutica
Dentro de las estrategias de recuperación farmacéutica, llama la atención un amplio abanico de problemas a los que se enfrenta el sector y la investigación. La ruptura de la cadena de suministro, generándose un desabastecimiento global de medicamentos en todo el mundo, está generando efectos adversos para el tratamiento de distintas patologías. Esto es debido a problemas de logística y de producción, además de a una elevada demanda.
Otro reto importante al que se enfrenta la industria farmacéutica en su futuro más inminente es la necesidad de profesionales cualificados, es decir, técnicos e intelectuales capaces de recopilar y actualizar sus conocimientos en un determinado campo. Es muy importante, como principal oportunidad del mercado farmacéutico, realizar una recopilación y análisis de grandes volúmenes de datos que aportarían grandes ventajas a las empresas del sector.
De igual modo, hay que tener en cuenta que los cambios en las leyes de patentes y desafíos legales pueden afectar a la capacidad de la industria farmacéutica para proteger sus innovaciones y recuperar las inversiones realizadas en I+D.
Pasada la COVID-19, las farmacéuticas deben apostar por una firme investigación farmacéutica de futuro. Su principal reto no es otro que mantener un ritmo constate de ingresos, por lo que precisan de buscar constantemente oportunidades que les permitan fortalecer su posición y asegurar su futuro.