La investigación farmacéutica precisa de mayor inversión y apoyo logístico para el desarrollo del sector y afrontar los nuevos retos sanitarios del futuro

La cooperación internacional es esencial en el I+D dentro de la industria e investigación farmacéutica. El intercambio de conocimientos a una escala cada vez más global, entre entidades públicas, administraciones, centros de investigación, centros sanitarios, universidades y profesionales ayuda a buscar soluciones contra diferentes enfermedades. Una prueba de ello fueron las alianzas entre diferentes grupos de investigación y países para lucha contra la COVID-19.

Resulta fundamental apostar por la financiación de la investigación colaborativa y construir marcos estatales que la faciliten. Solo así se podrá mejorar la calidad de vida de las personas, siguiendo las líneas estratégicas de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (EFPIA).

El papel de la UE en la investigación farmacéutica

Es importante reseñar, pese a la elevada inflación y las restricciones en las cadenas de suministro, la apuesta de la Unión Europea por la investigación farmacéutica. De hecho, se consolida como la primera potencia comercial en el sector.

Los acuerdos internacionales para la industria farmacéutica llegan en base a la legislación y las normas de seguridad vigentes, siendo prioridad el mantenimiento de la integridad de la cadena de suministro, como pilar esencial para la seguridad y la calidad de los medicamentos.

En este sentido, la Comisión Europea y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) trabajan de manera conjunta para establecer relaciones con organizaciones de todo el mundo y fijando colaboraciones globales farmacéuticas. No obstante, una política internacional eficaz debe articularse mediante relaciones bilaterales y multilaterales que garanticen la configuración de redes científicas internacionales.

Relaciones bilaterales

La colaboración global farmacéutica se asienta sobre la necesidad de fijar un marco de diálogo normativo, con prácticas correctas de fabricación y siguiendo unos estándares fijos de confidencialidad. Así pues, la UE mantiene con Estados Unidos, China e India reuniones bilaterales. Es el caso de los acuerdos con la FDA (el organismo de los EE.UU. para el control de alimentos y medicamentos). Con China se implantan mecanismos de consulta y cooperación farmacéutica y con la India un acuerdo de cooperación.

Dentro de las alianzas farmacéuticas internacionales, los acuerdos de confidencialidad cobran un especial protagonismo. Se han fijado intercambios de informaciones sensibles y acuerdos de confidencialidad con las autoridades regulatorias de Australia, Canadá, Japón, Suiza y EE.UU., además de con la OMS.

También existen acuerdos de reconocimiento mutuo, claves en el intercambio de conocimiento farmacéutico. De este modo, las autoridades de la UE podrán dar por buenas las inspecciones realizadas por otros regladores. Estos acuerdos se mantienen actualmente con Nueva Zelanda, Australia, Japón, Canadá, EEUU, Suiza e Israel.

La Comisión Europea también coopera con Taiwán, en reuniones semestrales, así como con la República de Corea en el contexto del Acuerdo de Libre Comercio, del cual forman parte los productos farmacéuticos.

Relaciones multilaterales

Los proyectos conjuntos de investigación en la industria farmacéutica contemplan que la UE establezca relaciones con el Consejo Internacional de Armonización de los Requisitos Técnicos para el Registro de Medicamentos de Uso Humano (ICH) y el Foro Internacional de Reguladores Farmacéuticos. En el caso de Netpharmalab, los procesos de preparación de formulaciones de sustancias activas se realizan siguiendo referencias autorizadas de la European Pharmacopoeia, la United States Pharmacopeia (USP) y la mencionada International Council on Harmonization (ICH).

El papel de Estados Unidos

El Departamento de Salud de EE.UU. (HHS) fijó, en septiembre de 2023, la limitación del precio que Medicare paga por algunos de sus medicamentos más costosos. Esta intervención sobre los precios en el mayor mercado mundial de libre competencia sigue la estela de otros mercados europeos y abre las puertas a destinar más fondos a la cooperación y a la investigación. No obstante, de ser considerada como una medida negativa, podría mermar la facturación de las compañías afectadas y reducir las inversiones externas en I+D.