Horizonte 2030 abarca la innovación en medicamentos, la sostenibilidad en su producción y la colaboración global para mejorar la salud y el bienestar de la población mundial

El Horizonte 2030 influye directamente sobre los criterios ambientales, sociales y gubernamentales. De ahí que se deba trabajar por el desarrollo tecnológico y sostenible de la industria farmacéutica.

Los sectores farmacéutico y sanitario siempre han desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de la sociedad. De hecho, con motivo de la irrupción de la pandemia, se puso en valor su gestión. Es por ello que el ámbito farmacéutico y hospitalario tiene por delante nuevos retos para adaptarse a las necesidades de una sociedad cambiante.

La telefarmacia, la inteligencia artificial, la prescripción farmacéutica o la investigación de nuevas competencias son fundamentales para el crecimiento en los equipos asistenciales de los centros. A corto y medio plazo, la industria farmacéutica tendrá que adaptarse a una serie de retos como la mayor diversidad de productos, una menor escala de la producción o a una mayor complejidad de los procesos de investigación, desarrollo, fabricación y distribución.

Acciones clave para impulsar un concepto de farmacia sostenible

En base a los criterios anteriores, destaca un paquete de iniciativas que fomenten el uso responsable del agua, la energía, los recursos, los bienes y los servicios responsables. Para favorecer la eficiencia energética algunos despachos de farmacias están instalando sistemas robóticos optimizados para la gestión de medicamentos, puertas automáticas, iluminación eficiente o aislamientos térmicos, especialmente importantes en productos que necesitan refrigeración.

Con respecto a la dispensación se priorizará la comercialización de productos identificados con eco etiquetas. En cuanto a los recursos, es importante tener en cuenta la visibilidad de los puntos Sigre destinados al reciclaje de medicamentos y la retirada de residuos.

Apuesta por la digitalización

El fenómeno tecnológico y la digitalización también han llegado a la industria farmacéutica, repercutiendo sobre profesionales y pacientes. Uno de los desarrollos más relevantes es el Digital Therapeutics (DTx), un grupo de terapias impulsadas por software que están pensadas para prevenir, controlar o tratar un trastorno o enfermedad. De este modo, mediante sensores o dispositivos IoT (internet of things) se puede autogestionar, de forma personalizada y con tratamiento único o como complemento a otras terapias farmacológicas.

Una herramienta clave en el desarrollo de nuevos medicamentos es la inteligencia artificial (IA). Las técnicas de aprendizaje automático desempeñan un papel fundamental para segmentar el mercado, reducir los riesgos y los tiempos de ensayo que permitan la optimización de los resultados.

Además, la IA es fundamental para automatizar la lectura y estudio de historias clínicas y predecir patrones de comportamiento y reacciones de pacientes frente a determinados tratamientos.

Se espera que la industria farmacéutica avance hacia la medicina personalizada con impresión 3D. Especialmente contribuye al sector de los dispositivos médicos, la ortopedia y la biomedicina, con el desarrollo y diseño de prótesis, órganos y tejidos biológicos para ser utilizados en el ser humano.

Por último, los laboratorios han comenzado a incorporar la realidad virtual. Ésta permite observar estructuras como proteínas y comprender cómo interactúan con nuevos fármacos. Es una experiencia inmersiva capaz de mostrar el impacto de un medicamento sobre las personas y su interacción con el cuerpo. Ya hay herramientas como 4Sight que se han utilizado para crear un medicamento que supere adicciones.

Los objetivos de los programas dentro de Horizonte 2030 desvelan un futuro de la industria farmacéutica a nivel mundial realmente prometedor. Se están dando pasos de gigante hacia una alta especialización. El objetivo es avanzar hacia una medicina personalizada con el potencial de mejorar la prevención.